lunes, 29 de junio de 2009

OEA: Democracia es para Honduras, No para Cuba

La defenestración de Mel Zelaya fue un acto heroico de los hondureños en defensa de su Constitución.

No hay duda de que el émulo de Chávez estaba violando la ley: ésta es muy clara en que el proceso para reescribir la Constitución puede ser iniciado por el Congreso mas no por el presidente. Tanto la Corte Suprema de Justicia como el Congreso se pronunciaron en congruencia. Cuando el Gral. Romeo Vásquez Velásquez le indicó al presidente que se rehusaba a coadyuvar sus pretensiones ilegales, el presidente lo despidió. Cuando la Corte Suprema le instruyó que lo restituyera, Zelaya se rehusó.

A diferencia de pasados golpes de estado, en esta ocasión el Ejército no colocó a uno de los suyos al mando, sino que siguió la ley empoderando provisionalmente al presidente del Congreso. Éste ha declarado que las elecciones populares se realizarán normalmente en noviembre de este año. Todo esto no cuadra con el cuento de una dictadura militar a la antigua.

Pero esto no convence a Hugo Chávez, quien fiel a su estilo circense ha azuzado los perros de la guerra ("llegó la hora del pueblo") y puso en alerta militar a su propio ejército. Además culpó a su habitual chivo expiatorio -los Estados Unidos- a pesar de que en este conflicto Obama se puso del lado de Castro, Chávez y Zelaya. La OEA, también, defendió a Zelaya con el argumento espurio de que se estaría violando la Carta Democrática Interamericana.

Mi detector de ironía casi explota. Tome, por ejemplo, las declaraciones condenatorias de Chávez, un militar golpista él mismo. En 1992 él encabezó una malograda intentona en contra del gobierno democrático de Venezuela. ¿Alguien cree que Chávez, de haber sido exitoso, habría entregado el poder al Congreso como lo hizo el ejército hondureño? A las pruebas me remito.

Bajo José Miguel Insulza, la Organización de Estados Americanos se ha convertido en un organismo que defiende incondicionalmente a los poderes establecidos, sin miramentos éticos pero con un decidido sesgo ideológico. En Guatemala no podemos olvidar que la OEA se puso de inmediato en el bando de Álvaro Colom en el caso Rosenberg (a propósito, ¿ya encontraron a los culpables?) Todos sus pronunciamientos dicen basarse en la democracia, ese falso valor supremo y supuesto fin en sí mismo que ha sustentado algunas de las peores dictaduras, desde Hitler hasta Chávez. Pero aun si creyéramos en el absolutismo de la democracia, debemos exigirle a la OEA un poco de consistencia, porque ¿cómo explicar que este organismo que hoy condena a Honduras le haya dado un espaldarazo a la dictadura más antigua de América Latina?

Insulza es un astuto burócrata que sabe que debe complacer a la turba izquierdista que hoy dirige a América Latina para conservar su lucrativo puesto. Los hondureños que expulsaron a Zelaya no están motivados por el lucro sino por el patriotismo. Debe apoyarse a la institucionalidad hondureña y rechazar a los chavistas que buscan perpetuarse en el poder para hacer de todo el continente un gran gulag socialista.

1 comentario:

  1. La sustitución del ex presidente Zelaya fue una decisión constitucional que tomaron los magistrados de la Corte Suprema de Justicia para defender el Estado de derecho.

    El ex presidente Zelaya desde el año pasado estaba violando la Constitución de Honduras, porque no había aprobado el presupuesto y luego hizo una consulta popular donde el Tribunal Supremo Electoral no tenía nada que ver sino con la ayuda de su amigo Chávez. Lo que hizo fue pasar sobre la ley desconociendo a los poderes del Estado.

    Los hondureños se portaron valientemente.

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